La Amistad
La amistad es una de las más nobles y desinteresadas formas de afecto que una persona puede sentir por otra. Los que son amigos se aceptan y se quieren sin condiciones, tal como son, sin que esto quiera decir que sean cómplices en todo o que se encubran mutuamente sus faltas. Incapaces de engañarse unos a otros, suelen ser extremadamente sinceros y decirse las cosas tal como las ven o las sienten. Por lo demás, siempre están dispuestos a confiarse secretos, darse buenos consejos, escucharse, comprenderse y apoyarse. Un amigo de verdad siempre tendrá las puertas abiertas para su amigo y no lo abandonará ni se alejará de él en los momentos difíciles o en los cambios de fortuna. Los que tienen amigos son por lo general más plenos y felices que los que no los tienen.
Para ser amigos...
- Asegurémonos de que el afecto que sentimos por las personas que elegimos como amigas es sincero y no está marcado por el interés de conseguir un beneficio de tipo económico, social, laboral, académico, etc.
- Hablémosles con franqueza, tratemos de hacerles ver sus errores o engaños, advirtámosles sobre las cosas que no les convienen, todo con gran honradez y sin forzarlos a hacernos caso.
- Acordémonos siempre de ellos, sin importar la distancia que los separa de nosotros o el tiempo transcurrido desde la última vez que los vimos.
La Enemistad
La enemistad se presenta cuando una persona siente odio o aversión por otra y busca su mal o su daño. En la mayoría de los casos es producto de la incomprensión, la intolerancia, los prejuicios y, sobre todo, la falta de diálogo. Cegado por el odio, la arrogancia y la soberbia, e incapaz de luchar limpiamente y en sana rivalidad por sus objetivos, el que es enemigo rara vez consigue algo distinto a su propia destrucción y la de todo cuanto lo rodea. Prueba de los estragos que causa la enemistad son las incontables e inauditas tragedias que día a día viven los habitantes de los países que pelean entre sí o padecen guerras civiles. Cualquiera que sea su causa, la enemistad deshumaniza al que la siente y llena su vida de sordidez y miseria espiritual.
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